quinta-feira, 22 de setembro de 2011

PEDRO BLAS JULIO ROMERO - POETA DO CARURU 2011


A los 8 años ganó su primer premio con un poema y un dibujo, alentado por la erudición de su tío Pedro Florez, e inspirado en la vida febril de Getsemaní, el antiguo barrio cartagenero de esclavos negros que le vio nacer, un 30 de enero de 1949. Hijo único de Inés Romero, negra descendiente de dominicanos, y Clemente Julio, capitçan de barco. Pedro Blas habría de conocer muy pronto el dolor de la discriminación: Aunque plebeyo yo era sacristán, dizque para pagar la pena/ de ser hijo natural./Eran esos tiempos de mi barrio Getsemaní/ todavía de barro caliente y negro/. Esa discriminación social y racial será la gran bestia contra la cual partirá todas sus lanzas este poeta-guerrero. Antes de terminar la secundaria, y después de prestar el servicio militar, desde cuyos calabozos publicaría sus célebres Cartas del soldado desconocido (1971), se embarcó en el primero de tres períodos de navegación por mar, cambiando la enseñanza de tiza y tablero por la Rosa de los Vientos, única curación posible de su sed de espacios abiertos. Es en estos largos viajes por el desierto que el poeta se nutrirá de toda la cultura de su tiempo, inscribiéndose en las grandes corrientes filosóficas y artísticas como el existencialismo sartreano y el surrealismo de Breton. En su patria, el poeta siente de inmediato el llamado del Nadaísmo, con Jaime Jaramillo Escobar como su gurú y editor. El 1988 publica Poemas de la Calle Lomba en donde estampa en 24 poemas los personajes, los lugares y las historias de su Gimaní entrañable: Colonos bíblicos lo bendijeron en huerto/ pero era Isla,/poema y lodo,/ lodo fuerte antediluviano. En el mismo año del último de sus periplos marineros, 1993, conquista el Premio Nacional de Poesía con el poemario Rumbos, cuya edición se malogró en manos de la burocracia. Reconocido y amado por miles de cartageneros con quienes se cruza todos los días en las calles –aunque ignorado por críticos y editores-, Pedro Blas Julio Romero, albatros torpe en tierra, siempre está de paso, esperando su retorno al mar. En un desordenado nido de papeles y entre miles de versos que pugnan por salir a la luz, hay otros tres libros en preparación, quizá los más importantes: Poemas de navegación, que recoge su gran aventura marinera; Poesía negra, acompañado de tambores yoruba; y Poesía sin tiempo, con cantos a Poe, Miller, Vallejo y Artaud, entre otros.

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